En Madrid se conservan actualmente 12 establecimientos agrupados en la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid (RCM): Bodega de la Ardosa (1892), Restaurante Botín (1875), Café Gijón (1888), Casa Alberto (1827), Casa Ciriaco (1887), Casa Labra (1860), Casa Pedro (1825), La Casa del Abuelo (1906), Lhardy (1839), Malacatín (1895), Posada de la Villa (1642) y Taberna Antonio Sanchez (1787).
Todos y cada uno de estos restaurantes son testigos vivos de la historia de Madrid. Así, desde Malacatín nos narran con nostalgia como durante la Guerra Civil la bodega del restaurante acogía a los clientes para protegerse de las bombas y disfrutar a la vez de un buen vino. Ni si quiera en esa época el local echó el cierre. Ha sido el COVID el único capaz de clausurar temporalmente el restaurante (durante el confinamiento) después de 126 años de vida.
Por eso, Malacatín agradece profundamente esta distinción otorgada por el ayuntamiento, que aunque nos dicen, no supone una ayuda económica, viven como un reconocimiento a más de un siglo de historia. Y es que, por el restaurante han pasado, y pasan aún hoy, personalidades de muy diferente índole; desde actores como Hugo Silva o los Javis, asiduos del restaurante, hasta políticos como Lula Da Silva, cantantes como Plácido Domingo o el afamado dibujante Mingote, del que conservan una preciosa dedicatoria con dibujo incluido por supuesto.
Algunos de los capítulos de la historia de la villa también se han escrito entre las paredes del mítico Lhardy, donde se han urdido derrocamientos de reyes y políticos, celebrado reuniones de ministros con Primo de Rivera o decidido nombramientos como el de Niceto Alcalá. Mientras Café Gijón albergaba sus famosas tertulias literarias, Casa Labra acogía la fundación del PSOE en 1879 y el edificio que alberga Casa Alberto se construyó sobre la casa en la que Cervantes escribió el Viaje del Parnaso.
Si algo caracteriza a estos restaurantes es que muchos de ellos son fieles a la tradición y han modificado poco o nada su carta. Casa Labra sigue congregando colas de madrileños y visitantes para degustar sus soldaditos de Pavía y sus croquetas de bacalao y en Malacatín la estrella sigue siendo el cocido, exactamente la misma receta, con su sabor inalterable, lo único que ha variado es el origen de algunos ingrediente.