El Tren de Arganda es posible todo gracias a un grupo de aficionados del ferro'carril que en 1990 decidieron comprar una vieja locomotora de vapor a punto de ser desguazada y reconstruirla. 

La asociación sin ánimo de lucro encargada, llamada “Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor Madrid” (CIFVM), tardó más de tres años en restaurar la histórica pieza de locomoción. Además, durante el proceso, decidieron recuperar la antigua línea ferroviaria del Tajuña en el tramo que iba desde La Poveda en Arganda hasta La Laguna del Campillo en Rivas-Vaciamadrid. 

Así surgió (o resurgió) en 2003 el Tren de Arganda, un viaje al pasado que dura entre 40 y 45 minutos y recorre unos 4 kilómetros desde la estación de La Poveda hasta llegar a las orillas del embalse de Laguna del Campillo, donde se encuentra un encantador apeadero.

Los viajeros pueden disfrutar en el trayecto de las mejores vistas del río Jarama que se cruza hasta en dos ocasiones por un puente de hierro, también histórico.

A la llegada a la balsa de agua cerca de Rivas, se puede contemplar la maniobra de 10 minutos que lleva a cabo la locomotora para cambiar de sentido para volver a Arganda. Una vez de nuevo en la estación, se encuentra la sede de la asociación y un museo con muchas otras joyas ferroviarias restauradas.