Entrevista María de la Flor
Hablamos con la violinista, compositora y cantante María de la Flor. La artista presenta “Temple”, su nuevo EP de cuatro canciones.
ENTREVISTAMOS A MARÍA DE LA FLOR
¿Cómo ha surgido “TEMPLE”? ¿Qué te inspiró para componerlo?
Lo anterior que había compuesto estaba en un formato un poco más complejo con un cuarteto de cuerda acompañándome con la voz. En general, mi vida académica ha estado muy pegada al mundo de la música clásica. Este EP es una especie de recopilatorio de las primeras canciones que compuse con el propósito de conseguir una canción sencilla, cantada, simple... Además, es la primera vez que cogía la guitarra, un instrumento diferente con el que yo no tenía una relación muy estrecha. Fui componiendo determinadas piezas a lo largo de uno o dos años, en los que di mis primeros conciertos y Diego Galaz, un gran amigo, me escribió y me propuso hacer algo. Por supuesto, le dije que adelante.
¿Qué significa para ti la presentación de "Temple"?
Es un momento muy emocionante. Estos dos últimos años desarrollando mis composiciones propias y lo que quería que fuese mi formación he estado pensando si lanzarme a sacar canciones y pronunciarme como artista emergente. Estoy muy orgullosa porque de alguna forma es una confirmación de que me he atrevido a muchas cosas, he sido valiente y he superado determinadas barreras. Personalmente para mí tiene mucho valor.
¿Por qué el nombre de “Temple”?
En mi casa nos gusta mucho la literatura, expresarnos con propiedad y poner las palabras adecuadas a las cosas, es algo que nos divierte. Me vino el nombre de “temple”
y la sonoridad me gustó. Después hice una especie de despliegue de todos los significados que esa palabra tenía y que me encantaban. Por ejemplo, “temple” en tanto a su aplicación a la pintura o “temple” con el significado que tienen los materiales para calentarlos y que luego se queden de determinada forma. También la templanza porque yo soy una chica bastante histérica y con mucho nervio, y es algo que tengo muy presente en mi vida, el ir paso a paso o “china chana”, como dicen en mi pueblo. Junté un poco todas estas cosas y ese sentimiento de cuando vas a prepararte para algo que respiras y piensas “¡Venga, que voy!”.
Presentas tu primer video-single "Vidrieritas". ¿Cómo defines el videoclip de “Vidrieritas”? ¿Cuál es su historia?
Su historia es un poco más compleja porque nos costó mucho darle forma a la narrativa. Creo que tiene mucho protagonismo lo bucólico, el ambiente o los paisajes, que hablan mucho por sí mismos y es difícil robarles protagonismo. Lo que yo acabo interpretando después de lo que se creó es que viene a narrar un viaje de ti hacia ti, todos los lugares por los que vas transitando.
Se grabó en la zona de Asturias en el Palacio de Meres. Agradezco mucho que nos cedieran el espacio porque era una maravilla, estaba cerrado y nos hicieron un favor para abrírnoslo. Además, era un sitio muy especial para las personas del equipo que estábamos allí grabándolo. También se grabó en la playa de Mexota.
La suerte la sembraron Adrián Cores y Aia Kruse que han sido un poco los responsables tanto de la ubicación como de la narrativa. Aia, que es la directora, lo movió todo, generó la idea, la narrativa y el guion. Y luego Adri nos invitó a su casa prácticamente porque su familia es de allí y es por eso que fuimos a Asturias.
“Vidrieritas” viene acompañado de una portada ilustrada por Andreína Valles. Háblanos un poco de esta portada ilustrada.
Estoy muy contenta con todo el trabajo que se ha realizado por la parte gráfica, tanto los grafismos, las ilustraciones y el vídeo ilustrado que sale para el siguiente EP. Al final, este tipo de trabajos parece que se escapan de lo conceptuales que llegan a ser. Tú quieres plasmar la idea pero que otro artista se involucre también con su significado y su imaginario propio. Es complicado a veces, pero estoy muy orgullosa porque las cuatro ilustraciones identifican muy bien, no solo las canciones, sino la esencia del proyecto. Separan también un poco las dos previas, que tenían un enfoque un poco más severo, más crudo o serio, de estas que tienen el factor juego, color, luz, algo más amable para una canción.
El siguiente vídeo que se estrena es un vídeo ilustrado por Andreína con fotogramas dibujados naturalmente por ella y luego editados. Es un trabajo chulísimo y todo el equipo estamos súper orgullosos.
¿Cómo fueron tus inicios en la música? ¿Siempre has querido dedicarte a ello?
Respecto a mi ejercicio profesional no lo había pensado. Yo también soy psicóloga y ejerzo como tal, me he ido formando e hice mi carrera. Por otro lado, mi formación musical siempre fue de la mano del violín, así que mi relación con la música es desde siempre. Mi madre consideró que era muy importante para sus hijos y desde los tres años empezamos a aprender. Además, he tenido la suerte de coincidir con maestros y grandes pedagogos que me inculcaron no solo la música, sino un amor por la música muy grande. Creo que también es por eso que hoy me atrevo a hacer otras cosas.
Aprendí la música como un lenguaje y creo que es lo bonito cuando tienes la oportunidad de empezar tan pequeño. Al final se convierte en una forma más de hablar, de jugar y de expresarte. Eso es muy grande porque es un recurso más, no solo para la vida, es una sensibilidad que has entrenado.
Tocas el violín desde los 3 años. ¿Siempre quisiste tocar este instrumento? ¿Por qué el violín?
Mi madre es pianista, no ejerció como tal pero estudió piano. Ella junto con mi padre interpretaron que lo que la música podía enseñarme era importante para mi vida. No para mi ejercicio musical como músico profesional en un futuro, sino para mi formación como persona.
Si soy sincera no se por qué el violín, pero menos mal porque me permitió encontrarme con mi maestro Jesús Moreno cuando tenía tres años y hasta hoy día que es como mi segundo padre. Me ha enseñado una forma de mirar la música, el arte y a las personas que lo queremos de una forma muy especial, y eso para mí es muy preciado.
¿Tocas algún otro instrumento?
Con la guitarra no tengo una gran habilidad, pero me gusta usarla para componer porque me ayuda a olvidarme de cosas que sé. Si estoy muy metida en lo que ya sé de alguna forma cohíbo un poco mi creatividad. La guitarra, que era un instrumento desconocido, me ayudó a hacer música porque me apetecía y punto, sin intentar otras cosas. El piano también, siempre ha estado en mi casa y siempre lo he toqueteado, es un instrumento muy visual y que ayuda mucho. Es muy fácil concebir en él conceptos de armonía. No son instrumentos que maneje profesionalmente, pero me gustan claro que sí.
¿Hay algún artista al que tengas un cariño especial o que te inspire especialmente?
Me he dado cuenta que muchas veces lo que admiro de los músicos, no es tanto su música, que por supuesto en muchos casos sí, sino también el discurso personal desde el cual hacen esa música. Eso es algo que siempre me emociona y me engancha. Tengo mil perfiles de artista y me doy cuenta que uno que a mí me arranca mucho es este perfil de artista que además de hacer su música tiene la querencia de comunicar de donde la hace y por qué la hace.
Me gusta mucho descubrir gente joven haciendo música que me gusta. Por ejemplo, hace un año estuve muy enganchada escuchando a Maro
que es una artista portuguesa.
En general, la música que más escucho o que más me inspira es el folclore latinoamericano, el folclore de algunas partes de castilla o de algunas partes del norte. Últimamente estoy ahora estudiando algunos romanceros, siguiendo el trabajo que hizo Eliseo Parra
o Coetus, una banda de percusión ibérica que ha recuperado mucha percusión de la península que estaba un poco perdida.
Lo que más escucho va por este estilo, pero es un poco de todo. Soy muy de fiebres. Por ejemplo, hace tres años me dio por el folclore irlandés y escocés y parecía yo un abuelito colorado pelirrojo [ríe].
¿Con qué artista te gustaría colaborar en alguna canción?
Maro
es una artista con la que me encantaría. Me gustaría conocer su mundillo, sus músicos o la gente con la que trabaja. Me parece que ha sentado bases muy peculiares y diferentes. Me gustaría conocerla y, por supuesto, hacer algo con ella.
¿Cómo has vivido la situación de la pandemia de la Covid-19 sin poder dar conciertos?
Aunque lo he pasado mal y lo he sufrido como todos tengo que decir que soy afortunada. No he perdido mi trabajo. He perdido a mis abuelos, pero hemos podido realizar un duelo con sentido y juntos toda la familia. Las personas que estamos cerca conservamos la salud y la unión, y creo que eso es mucho.
Desde luego me ha dado rabia no dar conciertos, pero tengo que decir que en ese sentido soy afortunada porque están las cosas difíciles. Hay que hacer un ejercicio de responsabilidad, pero también de alegría, de no venirnos abajo y agradecer las cosas que tenemos. Es momento de creatividad, de conservar el civismo que se nos pide como adultos, pero de recuperar un poco al niño interior. Con esto que tenemos vamos a jugar, vamos a intentar estar bien.
De lo que más ganas tengo es de tocar estas canciones y otras que tenemos preparadas que ya llevan tiempo funcionando en otros formatos y también de pensar en lo siguiente, de componer.
¿Tienes en mente algún nuevo proyecto?
Hay una canción diferente en la que estoy trabajando ahora con sonidos más eléctricos. También estoy trabajando en algunas canciones que ya estuvimos tocando en directo con un cuarteto de cuerda. Aunque es un trabajo más denso y largo ya estamos en él, lo estamos disfrutando y estamos viendo un poco logísticamente como hacerlo posible.
El 20 de marzo damos un concierto en el Centro Cultural Paco Rabal de Madrid. Estamos preparando un show muy guay y tengo mucha ilusión, así que animo a la gente a que venga a vernos.
Videoclip de "Vidrieritas"
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